Yo tengo ganas.
No sé nada de vos, ni sabes nada de mí. Diez segundos diarios que de a poco se transforman en los más esperados de mi día. Aquellos que le dan motivo a cada despertar y que hacen que las horas en el vacío trasncurran llenas de expectativas.
Y cada minuto pienso y recapitulo charlas que podemos llegar a tener, optimizando el poquito tiempo que la fatídica rutina me da para captar tu atención. Aunque jamás cumplo con lo planificado porque la mayoría de las veces me inhibe la sola idea de decirte hola cuando por fin apareces.
Y siempre digo algo estúpido que me deja nerviosa cuando girás para irte, y de nuevo, volar hacia el próximo encuentro y la manera de arreglar el moco anterior. Aunque sé que tampoco tendré éxito ahí.
Y vos, para colmo, todo culto tratando de hablarme de cualquier cosa serio y seguro. Con respuestas claras que me dejan colorada por la incapacidad de coherencia. No puedo ordenar pensamientos hasta 10 segundos después de que te vas.
Ah y cuando sonreís o cuando te sorprendo mirándome me dejan un sabor a paciencia. A no hacer nada y dejar que el momento aparezca, o que lo hagas aparecer.
No se decir por qué vos. No sabría decirte por qué yo. Simplemente puedo afirmar que quiero.
I will waiting in line, just to see...
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