¿Volveremos a jugar?
La vuelta se concretó y te asustó seguir mis pasos, parecían demasiados. Tuviste mal de alturas, te mareaste y tu corazón te traicionó. Fue entonces cuando descubrí tu debilidad, fue entonces cuando me llevaste y cuando empecé a dejarme llevar.
En el primer instante nos miramos bien buscando nuestro punto de fuga. Teníamos la fantasía de explorarnos y todo fue saliendo como lo planeamos. Me arrojaste a la inercia sin novedad y sin decepción hasta que te cansaste de hablar de vos y la pasion actuó por reflejo. El mundo enmudecío, del fuego vino el diluvio y la nave volvió a partir. De la cobardía surgieron las cenizas de una noche… larga.
Pero ya sé, ya llegué hasta aquí y te extraño tanto. Nos quedan sólo ecos porque yo seguí la estrella más voraz y ahora no se si mis manos puedan…
Lo terrible del mar es morir de sed
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