Wednesday 29 December 2010

Sobre finales

Esta es una historia de final feliz. Si, y vale la pena anticipar esta información porque estoy gratamente sorprendida, no sólo de que las hay, sino de que porte pruebas tan irrefutables que no me quede otra que creerla.
Pasa, cuando menos lo esperás, cuando menos lo querés, cuando ya tenés planes a corto y mediano plazo que no pueden alterarse, pasa. Esa persona llega y todo se nubla y cambia de color. Todo parece teñirse de drama pero con su sola mirada, la calma reina.
Y eso les paso a ellos, dos corazones perdidos por el mundo, lejos de casa, buscando algo que sólo cada uno de ellos sabe, pero viviendo sus deseos a pleno.
Ella una chica argentina de casi 30. Se dedicó casi toda esta útima década de su vida a viajar, a explorar y a conocer otras culturas y maneras de vivir. Se desató completamente de todo, se despojó de bienes materiales y de relaciones sin futuro, y se abocó a vivir en movimiento. Una de sus paradas fue Londres. Aunque en un momento ya cansada, decidió volver al hogar y con su pasaje de vuelta esperándola, salió por unas cervezas con las amigas de turno.
Él un chico español rondando la mitad de sus 20 años. Con una carrera terminada y buen trabajo, acomodado en un país con toda una cultura distinta que le servía para volver a casa con conocimientos y poder ejercer su profesión más afianzado y con dos lenguas en su haber. Pero todo sacrificio necesita de un respiro, y una noche decidió salir por unas cervezas con su amigo de toda la vida.
Los dos coincidieron en el mismo bar, la misma noche y bajo la misma tenue luz. Él no pudo sacarle los ojos de encima, Ella no quería mirar. Su pasaje de vuelta la acorralaba, pero a Él no ya no había nada que lo detuviera y así empezó la cacería. Comenzó a visitarla en el trabajo, la invitaba a salir; entre risas confiensa que no le entendía su acento cuando hablaba pero que Ella le parecía tan linda que Él sólo la miraba esperando poder en algún momento de la charla, callarla con un beso.
Pasaron un par de semanas y en el medio, Ella siguío explorando tierras del viejo continente hasta que a su vuelta y ya casi con las valijas en la puerta, se dió cuenta que esta vez estaba huyendo de algo de lo que ya no quería huir. Pero nosotras somos ese tipo de mujer que no se deja amedrentar ni cambia rumbo por algo tan trivial como un enamoramiento, asi que volvió a Argentina y Él se quedó en Londres, extrañándola pero no de brazos cruzados. La llamó cada día de los que pasaron separados, le hizo saber inclusive con un océano de distancia que Él la esperaba, que era Ella, que Él había dejado correr.
Y así fue como decidió ir por Ella y visitar su lugar, conocer a  su familia, a su gente, sus costumbres y capaz quién sabe, traerla nuevamente con Él. Su visita fue intensa y nada fue drama ni incomodidades. Todo se desarrolló como si ellos tuvieran más que sólo semanas de conocerse y como si realmente el camino les mostrara que entre ellos no había distancia. Después de esos reveladores días, Ella decidió volver a Londres por Él y su historia de amor por fin empezó. Porque la llevaron a la realidad y viviendo juntos se pudieron amar más. Porque si a mi en algún momento me vuelven las dudas sobre la existencia de ese amor incondicional y desinteresado, totalmente entregado al otro, con sólo verlos mirarse a los ojos entiendo que simplemente tengo que creer. Y no puedo dejar de sonreir cuando estoy alrededor de ellos, porque trasmiten paz, trasmiten cariñio y todo lo que una pareja de verdad debe reflejar. Porque más allá del tiempo que estuvieron separados y de las dificultades, supieron separar lo que no servía y dejar sólo lo importante en la superficie y ante todo.
Y pasados dos años de ese primer encuentro, el final feliz. Porque ellos finalmente después de un montón de impedimentos burocráticos (igual quedó claro que nada los detiene) se casaron. Ceremonia íntima, llena de amor y sinceridad. En Buenos Aires, ante los ojos de su gente y nuestros mejores deseos.
Simplemente hoy me levanté melancólica porque extraño amar y sentir esa seguridad que Él le brindó a Ella. Seguridad de que la persona que uno quiere, está ahí. Y supe al pensar en esta historia que cuando tengo dudas sólo tengo que recordar una mirada, y mis dudas se disolverán.

Thursday 23 December 2010

THE cup of Tea.

Zooe es una de las musas inspiradoras de este nuevo desparramo de palabras. Quién es ella se detallará en otra ocación; lo que viene a colación hoy es una de sus relaciones.
El es un Lord inglés -muy inglés- por lo que lo denominaremos Mr. Tea.
Hace unas semanas en una de esas salidas espontáneas en las que nos dedicamos sólo a sentarnos a charlar en algún bar cercano a casita, pensado para poder recrear la vista e intentar algún intercambio cultural y enriquecedor, estábamos las dos teniendo una amena conversación que sufrió una irrupción de trajes y corbatas. Aparentemente la apariencia de ajeno al lugar llama la atención de distraídos y observadores. Y así paso. En el medio del logrado intercambio, aparece de la nada Mr. Tea. TODO el cliché autóctono, desde las gafas estilo Ray Ban, el saco entallado, los chupines hasta los zapatos bicolor listos para una tarde de golf. Presentándose como director de películas porno se acercó a ella con esas segundas intenciones que una huele con el pasar de copas y risas.
La historia comenzó así, rodeada de chistes e intentos de bailes (los ingleses no bailan, punto) y Zooe decidió ver a dónde conduciría esta peculiar coincidencia. En horas detectamos por qué lado venía el delirio del sujeto, porque sí, todos tenemos alguno, oculto o no tanto. Más allá de la actitud evidentemente resignada a la moda de él, lo que ya nos parecía una delirio en sí, había un detalle más que la acompañaba. Y arrancamos con llamados, mensajes melosos, pedidos de citas y más citas, y más citas, con toda la parafarnalia romántica pero nada de sexo, como si eso le diera un toque más de romanticismo a la situación. Entre mensajes de “me estoy enamorando” y “quiero bañarte” (eso es romántico?) se vieron varias veces hasta concretar el antiromanticismo, que al parecer dejó mucho que desear.
La mañana siguiente al esperado suceso convirtió a Mr. Tea en EL (si ya no lo era) cursi. Esto se logró gracias  la frase matadora: después de la noche de ayer, hoy estoy necesitado de vos. Vamos, que si nosotras decimos eso después de una noche de sexo, a que el sujeto receptor no corre hasta que las piernas le tiemblan y ya no nos ve cuando voltea a mirar? En fin, él se dió el lujo de dejarse “llevar” y Zooe y Yo ante esta situación, con todo nuestro amor a cuestas, expusimos nuestra parte mas sencible riéndonos descaradamente con cada mensaje de amor fingido (porque para nosotras no puede ser real). Es que el cinismo es mas divertido que el amor, por lo menos cuando este tipo de personajes se aparecen en la vida de una en el momento en el que una todavía trata de olvidarse de aquel que la dejó renga y con ganas de hacerse bicho bolita.
Llevarle comida a la casa, pasarla a buscar en un Mercedes, decirle cosas como “preciosa” cuando ella se sonaba la nariz de la gripe galopante que llevaba, destacar su style (eso es poco masculino, sepanló), pasar por su trabajo, entrar a su establecimiento cuando ella pidió expresamente encontrarse afuera para evitar la exposición (hay toda una imagen de por medio) saber que andubo averiguando cosas sobre ella, aparecer en una reunión de colegas de ella. Todo, todo eso que nosotras haríamos para perder a un hombre, y lo ha hecho en exactos 10 días. Mr. Tea siguió el manual. Ella ya no supo como dejar fluir y todas las hipótesis nos conducían a lo mismo: ?

Tuesday 21 December 2010

Just tell me...

"Podemos dar, pero pasa que Nosotras estamos esperando el 'gran gesto'... "
Tenemos tanto miedo de fallar que a veces nos quedamos simplemente esperando que el otro nos de ésa señal de que el miedo es correspondido.

Sunday 19 December 2010

Buenos Aires, humedad

¿Volveremos a jugar?
La vuelta se concretó y te asustó seguir mis pasos, parecían demasiados. Tuviste mal de alturas, te mareaste y tu corazón te traicionó. Fue entonces cuando descubrí tu debilidad, fue entonces cuando me llevaste y cuando empecé a dejarme llevar.
En el primer instante nos miramos bien buscando nuestro punto de fuga. Teníamos la fantasía de explorarnos y todo fue saliendo como lo planeamos. Me arrojaste a la inercia sin novedad y sin decepción hasta que te cansaste de hablar de vos y la pasion actuó por reflejo.  El mundo enmudecío, del fuego vino el diluvio y la nave volvió a partir. De la cobardía surgieron las cenizas de una noche… larga.
Pero  ya sé, ya llegué hasta aquí y te extraño tanto. Nos quedan sólo ecos porque yo seguí la estrella más voraz y ahora no se si mis manos puedan…
Lo terrible del mar es morir de sed